martes, 19 de agosto de 2008

LO ACEPTO: ODIO LOS CUENTOS DE HADAS


¡Malditos cuentos de hadas! Los hermanos Grimm y Walt Disney nos lavaron el cerebro. Durante generaciones hemos creído (y de seguro seguiremos creyendo) en la famosa fantasía de que algún día llegará nuestro adorado príncipe, nos mirará directo a los ojos, nos tomará de la cintura y nos llevará galopando directo hasta el castillo para vivir felices por toda la eternidad. Pero eso, ya lo sabemos las separadas, ¡no existe! Soñamos con el hombre perfecto y, una vez casadas, quisiéramos que el encanto no terminara nunca; esperamos ser el centro de sus ojos, eternamente adoradas, queridas, deseadas, correr de su mano por los verdes prados del reino… Pero pronto la película se destiñe y descubrimos que él también se estresa, que es trabajólico, que se la pasa frente al computador, que ya no tiene deseo y, para colmo… ¡ya no puede vivir sin su Ravotril!
Insatisfechas, con la cara larga y una interminable lista de quejas, nos preguntamos: ¿Este era mi hombre? ¿Qué pasó con aquél gallardo y apuesto a quien di el sí frente el altar? ¿Quién es este batracio que ahora vegeta frente a la pantalla plana? ¿En qué minuto se convirtió en un sapo que croa junto a un control remoto? Si pudiésemos hacer una denuncia por engaño ante el Sernac, ¡claro que lo haríamos!: “Se devuelve príncipe defectuoso… ¡esto es una estafa!”. Hasta el ministerio de la Mujer debiera hacerse parte, ya está bueno de que nos sigan tomando el pelo.
Si al menos no nos hubiesen llenado la cabeza con tantos cuentos, si los hermanos Grimm hubieran escrito la segunda parte de la historia. De haber sabido que después Sr. y Sra. Azul pasaron por problemas, que él era infiel o que prefería llevarse a la cama su laptop en lugar de la princesa. En fin, que llegaría el día en que el hechizo se rompería, tal vez habríamos sido mucho más felices, no habríamos esperado tanto de nuestro matrimonio y, llegado el momento de nuestro negro desenlace, no nos habríamos quedado con esta tremenda sensación de fracaso.

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3 comentarios:

ssj5 dijo...

bien los que lo creen de verdad son unos idiotas, unos desquisiados de no ser concientes que eso no existe solo es para entretenimiento nomas digo eso por que a pesar de ser varon veia eso no me perdia ninguna historia pero eso no significa ofender al credor y decir malditos cuentos de hadas cuida tu lenguaje baboso!! y nbo soy tu amigo hombre!!!!

ssj5 dijo...

deben saber lo que es real o no, no siempre deben creer lo que ven en television!

Ersébet von Schlotterstein dijo...

Venga ya, hombre... ¿y qué han hecho los años contigo? Jajajajaja, todos nos deterioramos, no sólamente ese príncipe azul. Seguro que tú también te ves canas en el espejo, te han salido michelines y tu libido también ha bajado.
Los cuentos de hadas son mágicos y te hacen soñar aún cuando la realidad sea diferente, es más, te hacen querer ser mejor, parecerte a ese personaje bueno. ¿Tienen sus defectos? Sí, por ejemplo que las princesas son relegadas a un papel de damiselas en apuros, pero bueno, también hay que contar con que la época en que fueron inventados, la mujer de la cocina no salía XD. El problema no está en los cuentos de hadas, sino en que las personas decidan estar con una pareja y que traten de cambiarla. Si algo no va bien en tu relación: NO ESPERES A QUE LA OTRA PARTE TOME AL INICIATIVA. COMIENZA POR CAMBIAR TÚ.